“El artista es precisamente aquel que sitúa su actividad fuera de la vida, aquel que no participa de la vida (práctica, social, política, moral, religiosa) únicamente desde el adentro de la vida, sino que también la ama desde el afuera –allí donde la vida no existe por si misma, allí donde esta vuelta hacia fuera y solicita una actividad situada fuera de ella misma y del sentido-. Encontrar los medios de ponerse en contacto con la vida del afuera, tal es la tarea del artista.” (Mijail Bajtin)Rinus Michels fue el creador de una escuela. Pionero de una manera de jugar y hacer el fútbol. Pero toda tradición sabemos que se ampara en un suceso extraordinario; les hablo de la holanda del `74. La Naranja Mecánica y la idea del “fútbol total”. Cualquier jugador en cualquier parte de la cancha. Todos atacan y todos defiende. Monopolio de la pelota como convicción innegociable y el axioma soñado de organización y espontaneidad parece realizado. Un fútbol acompañado de una gran preparación física, para poder bancar el desgaste que exige una presión constante en todos los recovecos de la cancha. Una estética con jugadores de pelo largo, patillas extensas, barba y andar bohemio, le dieron una impronta particular. Sumando a esto actitudes contestatarias y hasta rebeldes de algunos de sus jugadores (rechazar la medalla de subcampeón en 1978 por ser entregada en manos de dictadores). Criticada –digámoslo también- por la falta de ese plus que debe advenir en los momentos cumbres, y la falta de eficacia y contundencia antes la enorme montaña de situaciones de gol creada por partido. (Mientras escribo esto, por la televisión dice Macaya “la Holanda del `74 era un equipo que te obligaba a inventar palabras”).





Una máxima del Maradona DT parece ser vincularse con los jugadores en tanto lo que ellos “saben” y “piensan” de fútbol. Seguramente muchos técnicos lo hagan, pero tal vez Maradona radicalizó ese axioma, o por lo menos lo hace más público que los demás. El jugador sabe; el jugador piensa; hay que reconocer y basar la labor del técnico en el saber de los jugadores (y en sus intuiciones) –y no sólo en el de uno o dos jugadores “intérpretes” del DT-.





